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09 de juny, 2007

Una larga historia



En estos días creo que me he leído todos los artículos que se han escrito sobre la ruptura de la tregua de ETA. En realidad nada nuevo bajo el sol. Comparto, lógicamente, la indignación y la enorme decepción por todo lo que representa esa ruptura pero, más allá, difícilmente encuentras una cierta esperanza de que hay algún camino por donde avanzar. Yo al menos, me encuentro en una gran contradicción, comparto la opinión de que hay que extremar las medidas represivas, las actitudes de firmeza (que, de otro lado, no han cesado) el no dar tregua policial, ni judicial a la banda terrorista y a su entorno. Pero, de otro lado, soy de los convencidos que no hay otra salida que la negociada. Como todos sabemos, este es un conflicto de muchos años, que han tenido que afrontar todos los gobiernos de la democracia y, que estos han ensayado muchas formulas pero, ETA sigue ahí. No nos engañemos, esto es posible porque tiene arraigo social, hay sustrato político detrás, una parte importante de la sociedad vasca le da su apoyo (con todos los matices que se quiera). Ante esto la solución policial no es suficiente: Tiene que haber acción política.
Hoy esto no es posible, el comunicado de ETA, muestra que hoy no se dan las condiciones políticas para que esto sea posible. Ante esto al gobierno solo le cabe la acción policial de máxima dureza.
Lo que me parece realmente intolerable e insólito es la actitud del Partido Popular: La banda terrorista rompe la tregua y el P.P pide responsabilidades al gobierno. Alguien puede imaginar algo similar en cualquier país democrático. Una vez más el principal partido de la oposición a perdido una ocasión de oro para dar la talla de partido de gobierno.