Inmigración y elecciones




La problemática de la inmigración ha irrumpido en al campaña electoral. Y, como temía lo ha hecho de la peor manera posible: asociándola a la delincuencia. Bien es verdad que, solo de la mano del Partido Popular, pero su entorno mediático es muy poderoso; aún que esta vez no les hace falta, la propia dimensión de la problemática asegura una cobertura en los medios de información por encima de cualquier otro tema. Mala cosa, de ahí no puede salir nada bueno ni positivo. Solo crispación y rechazo. Ahí radica el núcleo de mi preocupación; la inmigración ni es un problema local, ni terminara en dos días. Por el contrario, es un fenómeno global y de largo recorrido; en lo que toca a nuestro país y, referida a la inmigración no comunitaria, representa un gran volumen y no cesará a corto plazo; es más, los que están ya aquí tenderán a quedarse, harán reagrupamiento familiar y arraigaran como población fija, esto será así, dicho simple y llanamente. De ahí que, espacio para la demagogia poco y para la deshonestidad política ninguno.
Los que hayan tenido ocasión de ver el video que el PP. ha repartido en Badalona y que ha adquirido dimensión nacional (no podía ser de otra manera), han podido comprobar como la desvergüenza para algunos no tiene limites. No, hay cosas que no pueden hacerse, traspasa todos los límites; no se trata de un error, está hecho a plena conciencia y sabiendo las consecuencias negativas que, de cara a la futura convivencia y cohesión social tendrá.
Ignoro los réditos electorales que les reportará (deseo que ninguno), pero el mal ya está hecho.Una vez más el PP. antepone sus intereses partidistas por encima de el bien común. Aquí no hablo de interés del PSOE o del PSC en Cataluña, hablo del interés de la convivencia democrática en nuestro país, hablo de un futuro de paz y libertad para nuestros hijos, hablo de respeto a los derechos humanos, de todos los seres humanos; también de los que no han nacido aquí.